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Septiembre marca el fin del verano y, con él, se acaba la tradicional fiesta de la sidra natural  –este año, además, se ha batido un nuevo el récord mundial de escanciado simultáneo–. Pero amantes de esta bebida que ha dado fama internacional a esta tierra, no es preocupéis. Ahora llega el otoño y con él las actividades en torno a esta bebida continúan.

Si en anteriores ocasiones hemos puesto de manifiesto que Gijón es plaza de buen comer –no os perdáis nuestro diccionario gastronómico básico para moveros por la ciudad–, ahora hacemos una ruta para degustar de todos los pormenores de la sidra con un protagonista indiscutible: la manzana. Toma nota de los secretos de la Ruta de la Sidra y vámonos de llagares por Gijón/Xixón.

La mayanza y los llagares

Gijón de sidra en sidra 2

Para hacer una buena sidra se necesitan, como  es obvio, ¡manzanas! Y ahora empieza la época de la recogida. Desde finales de septiembre y hasta principios de noviembre es la época de la mayanza. Urbanitas de pro, esta experiencia os reconectará de nuevo con la naturaleza: caminar entre manzanos por la pumarada, subirse a un tractor, coger manzanas, respirar el aire limpio… ¡No tiene precio!

Las manzanas recolectadas se trocean y prensan para obtener su zumo o sidra dulce (sin fermentar), que más tarde se introducirá en toneles para continuar con el proceso de elaboración. Comienza así  un ritual artesanal, transmitido de generación en generación, del que podrás ser un testigo privilegiado en llagares como Casa Trabanco.

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Visita al llagar de sidra Trabanco, en Xixón. Fotografía de Xurde Margaride.

Pero no solo en época de mayanza se pueden conocer su elaboración. En total, ocho llagares de Gijón se han incorporado a esta iniciativa de abrir sus puertas para enseñarte cómo se hace esta bebida. Y con el Bono Llagar podrás disfrutar de la experiencia por tan solo 5 euros en cualquier momento del año.

Factoría Vegetal


Si eres de los que piensas que todas las manzanas son iguales, necesitas dejarte caer por el Jardín Botánico Atlántico. En la zona denominada Factoría Vegetal encontrarás la colección de Frutales Cultivados del Viejo Mundo y allí podrás contemplar una selección de doce cultivos de manzano (Malus domestica), ocho de ellos destinados a la producción de manzana de sidra: Solarina, Collaos, De la Riega, Regona, Raxao, Xuanina, Durona de Tresali y San Roqueña.

Y sin salir del jardín, en Quintana de Rionda podrás ver una casa típica asturiana con su llagar incluido, en la que ver cómo el ser humano ha ido domesticando las plantas. ¿Sabías que Asturias es la primera región productora de España? El 80% de la sidra sale de aquí.

Museo del Pueblu d’Asturies

Si te has quedado con ganas de saber más, entonces déjate caer por el Muséu del Pueblu d’Asturies. Allí encontrarás un llagar tradicional donde conocerás el ciclo de la sidra y la historia de esta bebida ancestral. No te olvides de comprar tu tarjeta turística Gijón Card, que incluye la entrada a todos los museos de la ciudad con descuento.

¡A beber!


La intención de este post es, sobre todo, que la disfrutes. Y lo podrás hacer en cualquiera de la infinidad de restaurantes y bares que pueblan las calles de la capital. Los paisanos no piden una botella de sidra, sino una ‘botellina’. Y se sirven ‘culinos’, no caigas en la tentación de llenarte medio vaso.

Claro que hay momentos más especiales que otros. Así, cuando la sidra lleva unos meses curándose, entre marzo y mayo, se abre el tonel y se prueba. Luego se cierra el agujero con un taco de madera que se llama “espicha”. Cuando está en su punto se celebra la llamada fiesta de la “espicha”, donde se acompaña la sidra de huevos cocidos, chorizo, fritos de bacalao y tortilla de patata.

Con la sidra, todo son ventajas. Es refrescante y de baja gradación, no tiene gas y posee propiedades antioxidantes. Además, dicen que es buena para proteger el aparato vascular y eleva el colesterol bueno. Claro está, si bebes con moderación. Y si la pruebas en maridaje con alguna de las más de cuarenta variedades de quesos de Asturias, te aseguramos que te derretirás del gusto.

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